29 de abril de 2014

Resistir

En esta parte del mundo existe una ciudad llamada Resistencia en la que al día le quedan unos pocos minutos. Otro día en el que sobrevivimos de milagro. No exagero.
Vivir en Resistencia es sobrevivir y reponerse a la diaria lucha a brazo partido contra fuerzas de la naturaleza (ya mencionadas en otro artículo de este blog). Se nace y se muere a diario en esta ciudad, la ciudad de las mil vidas. Tantas vidas como puedas soportar.
Es un asalto por hora contra enjambres de abejas, cucarachas de todos los tamaños, pájaros con púas en sus alas (y muy agresivos!), calor, humedad, perros sueltos (con púas en sus garras, también), coches sueltos que no necesitan púas para abrirte las tripas, choferes de autobuses que no pasarían un test psiquiátrico, accidentes de moteros sin casco, ambulancias que no existen ni para la foto, tachos de basura para reciclar: donde va el vidrio encontrás el plástico, donde va el cartón hay cigarrilos encendidos, donde va el plástico hay bombas Molotov sin explotar.
Y mucha resignación para quienes nunca han visto qué hay después del límite municipal.

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