14 de octubre de 2012

Transartica

Hay que enfrentarse al propio talón de Aquiles cada cierto tiempo. A los talones, porque tenemos varios. Y superarlos o rendirse a la evidencia, pero sin ese enfrentamiento no lo superaremos jamás.
Mi deuda con el microrrelato nace de un complejo, irracional como todos los complejos, pero muy firme. Aún no lo he superado, no llego al microrrelato de cuatro palabras, tiempo al tiempo. Pero perderle la fobia ya me parece un gran paso.
El centro de rehabilitación en este caso fue el excelente taller de Transártica, coordinado por el insuperable Santiago Eximeno: Taller (muy) breve de ficción mínima, emotiva y grotesca. Ya propuse una continuación, vale cada céntimo pagado. Porque además es económico. Lo tiene todo.
Les dejo el enlace:
http://transartica.net/

Iré publicando la hornada de microrrelatos que yo (sí, yo!) pude cocinar con los buenos ingredientes que me facilitaron los buenos señores.

No se pierdan su segunda edición, en breve.

No hay comentarios: